CREENCIAS RELIGIOSAS
Los católicos creen en Jesucristo, en el Espíritu Santo, en la Virgen María, y en los santos, pero también en el Gauchito Gil y en las curanderas; no van con frecuencia al templo y confiesan que cuando toman decisiones lo hacen sin tener en cuenta el mandato religioso. Esto se desprende de un relevamiento que realizó el Consejo Nacional de Investigación y Tecnología (Conicet) y que incluyó trabajos realizados por las universidades nacionales de Rosario y de Santiago del Estero. Los resultados de esa investigación quedaron registrados en la Primera Encuesta Científica sobre Creencias y Actitudes Religiosas de la población mayor de 18 años residente en la Argentina.
La encuesta - que se hizo este año entre 2.403 habitantes de todo el país- arroja que un 76,5 % de los argentinos se considera católico, frente al 90 % de 1960, cuando se realizó el último estudio religioso en el ámbito nacional.
La investigación, dirigida por el doctor en Sociología Fortunato Mallimaci, sostiene que si bien el 90 % de los encuestados dice que cree en Dios, al mismo tiempo afirma que no participa en ninguna institución religiosa. “Esto muestra un fuerte proceso de individualización y de no institucionalización, de parte de los católicos”, consignó el investigador del Conicet, quien en su estudio señala que desde fines del siglo XIX, la gente no va al templo asiduamente.
“De la institución Iglesia se pudo comprobar que es la más creíble; que tiene más presencia social que religiosa en el país, y que es una institución social que da valores religiosos”, opinó el sociólogo. Mallimaci explicó que es necesario conocer, a través de las encuestas, la identidad religiosa de la población, porque trasciende el ámbito privado. “Desde los años 30, hubo presencia de la religión católica; esto llevó a la Argentina a estar ligada a lo católico, y la Iglesia ocupó el espacio público; y es tan importante que se ha naturalizado. De ahí que a nadie sorprenda que en los paseos y plazas, en las rotondas o entradas a los barrios, haya una imagen de la Virgen o de un santo”, expresó el experto.
Les cuesta ir a la parroquia
Los investigadores se preguntaron cómo viven los católicos. Por ejemplo, ingresaron en barrios pobres donde pudieron comprobar que a muchas personas les cuesta ir a la parroquia, a veces hasta por su propia historia personal: “viven juntos sin casarse, tienen hijos con distintas parejas”, dice el informe. La mayoría toma sus propias decisiones -cantidad de hijos, sexualidad, etcétera-. “Se bautizan, toman la Primera Comunión y a lo sumo se casan por Iglesia, aunque cada vez menos”, consigna el estudio.
La encuesta reafirma la condición creyente de la sociedad argentina: 9 de cada 10 entrevistados cree en Dios. El 76% se define católico; el 9 % evangélico y un 11,3 % dice ser ateo, agnóstico, o no profesar ninguna religión. El estudio destaca una variable importante que tiene que ver con un proceso de recomposición de creencias. Es que el 76 % de los que se definieron como católicos, afirma concurrir poco o nunca a lugares de culto, y sólo el 23 % participa frecuentemente de las ceremonias.
Sectores pobres
Habitualmente se habla del crecimiento evangélico en los sectores de menos recursos; sin embargo, la investiagación arroja un resultado novedoso: los indiferentes religiosos igualan a los evangélicos en la población que no posee educación formal. Cuando se observan los modos de vivir la religión, el porcentaje de quienes dicen relacionarse con Dios por su propia cuenta, en todas las regiones, supera la mitad de la población. El “ser religioso a mi manera” o “me relaciono con Dios sin intermediarios” son frases que resumen las formas de vivir en buena parte de la sociedad argentina contemporánea. Temas como el aborto, la educación sexual en las escuelas, el uso de anticonceptivos, el sacerdocio en las mujeres, muestran la autonomía de conciencia y decisión, y lo hacen tomando distancia de los postulados doctrinarios, aunque los católicos adhieren a los principios doctrinarios en forma más significativa.
Esta primera etapa del trabajo -durará tres años- se analizó la identidad religiosa mayoritaria: catolicismo, evangelismo y los indiferentes religiosos; y en una segunda etapa, se estudiará a grupos minoritarios como los judíos y musulmanes.
El estudio del Conicet tuvo carácter nacional y se llevó a cabo en ciudades grandes, medianas y pequeñas de las distintas regiones del país, y fue presentado en la Cancillería.
Resultados académicos
Perú, Brasil, Chile y Uruguay indagan en los censos de población por la identidad religiosa. En Argentina, durante el siglo XX sólo se preguntó en los censos de 1947 y de 1960. Esto llevó a realizar una encuesta para estudiar la incidencia de las religiones en el país y lograr un resultado académico que no fuera desde el Estado ni desde la Iglesia.
CREENCIAS RELIGIOSAS
La militancia evangélica es muy alta, dijo un pastor
“El cristiano evangélico asume su cristianismo como estilo de vida; no hay divorcio entre la Palabra de Dios y la vida cotidiana, porque su fe se basa en la Palabra; no llega a Dios por intermedio de un sacerdote como en el catolicismo, sino que es directa”, dijo el pastor evangélico José Esteban Valoy. El líder religioso de la Iglesia Visión Apostólica, se refirió al grado de pertenencia y de militancia de los fieles de su iglesia y dijo que la militancia es alta; “fundamentalmente porque el evangélico asume el cristianismo como estilo de vida. De entre 100 fieles, es muy posible que el 80 % asista al templo”, indicó. “La diferencia está -dijo- en que el cristiano evangélico basa su cristianismo en el conocimiento de la Palabra de Dios, su relación con Dios es directa y no tiene intermediarios, como el sacerdote sería para el católico”, sostuvo el pastor.
Punto de vista
Respecto de por qué el Evangelismo crece en los sectores más pobres -según la encuesta del Conicet- Valoy indicó que en España y en otros paises europeos el Evangelismo crece mucho más en las clases altas; “y en los últimos años en Latinoamérica, el Evangelismo está alcanzando a todas las clases sociales, pero su incidencia en los sectores de menos recursos, se debe fundamentalmente, a una cuestión de ‘deseo de justicia social’, y como un mensaje de esperanza. Para los cristianos evangelistas Dios va a restaurar la vida y va a hacer justicia en esta vida, no en otra celestial”, indicó.
Según Valoy, el mensaje evangélico no está basado en promesas celestiales sino en justicias reales. “Por otra parte, los dogmas estrictos han ahuyentado a la gente, pero, sobre todo, en aquellas religiones de mayoría, que han estado históricamente vinculadas al poder, y que a los pobres y explotados se les ha dicho siempre que en el más allá, en otra vida, van a ser consolados”, añadió el pastor. Sostuvo que sería muy positivo que en los censos se incluyera las creencias de la gente, porque -indicó- es fudamental su incidencia en el modo de vida de una sociedad, así como el Protestantismo incidió en el origen del capitalismo.
“Un rasgo cultural de los tiempos actuales”
El vicario general de la Arquidiócesis de Tucumán reconoció la falta de compromiso en la fe.
“La pertenencia a alguna institución implica siempre un compromiso de por vida; generalmente en estos tiempos que corren cualquier excusa sirve para justificar la ausencia en la misa o en alguna actividad religiosa”. Esta afirmación pertenece al vicario general de la Arquidiócesis de Tucumán, RP Melitón Chávez, que reconoció que la Iglesia como institución es consciente de que los problemas que aparecen en los resultados de la investigación que realizó el Conicet existen, y se deben a una cuestión cultural. “La expresión religiosa comprometida, y todo lo que implique sentido de pertenencia a la comunidad cristiana más que a la institución, es un rasgo cultural de la época”, afirma el religioso, y añadió que la pertenencia implica siempre compromiso de por vida, y opinó que a veces se cree que las numerosas obligaciones que los fieles tienen que cumplir a diario los exime de asistir al templo, pero esta actitud no sólo tiene lugar en el ámbito religioso. “La falta de compromiso se da en cualquier tipo de institución, hasta en el mismo matrimonio o en la familia; por lo tanto este planteo nos afecta a todos, no sólo a la Iglesia”, dijo el sacerdote. Agregó que nunca se puede separar la pertenencia a Dios y la pertenencia a la Iglesia, ya que la Iglesia está dentro del mismo acto de fe, reconocida en la Palabra de Dios. Los rasgos culturales apuntan al “individualismo”, al “cortarse solos”. “Nos falta profundizar en la fe, y como Iglesia, nuestra misión de ir hacia una propuesta al estilo de Jesús”, reflexionó. Dijo que muchas personas ven la fe como un refugio personal nada más, como un estado de tranquilidad y de sentirse bien. “El Concilio Vaticano II ya habló acerca del divorcio entre la fe y la vida: creer en Dios y vivir al margen del Evangelio; esta incoherencia es el pero mal de este tiempo”, añadió.
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