II Reunión Nacional de Investigadoras/es en Juventudes Argentina
“Líneas prioritarias de investigación en el área Jóvenes/juventud. la importancia del conocimiento situado”
Ciudad de Salta, 13, 14 y 15 de Octubre 2010
Organizan:
Red Nacional de Investigadores/as en Juventudes Argentina – ReIJA – y la Universidad Nacional de Salta, a través del Centro de Investigaciones en Lenguas, Educación y Culturas Indígenas (CILECI), la  Cátedra de Investigación Educativa de la Carrera de Ciencias de la Educación y el Seminario de Metodología de la Investigación y Tesis de la Carrera de Ciencias de la Comunicación.
Más información en: http://www.renijaunsa.com.ar/ 
Llamado para la presentación de ponencias:
GT n° 14. Juventudes y religiones
Coordinadora: Mariela Mosqueira religionesrenija@gmail.com

Tanto la religión como la juventud han sido temáticas abordadas desde diversas perspectivas por las ciencias sociales. Sin embargo, son escasos los estudios que aborden la articulación de ambas instancias. Esta vacancia, es interpelada por estudios recientes sobre creencias y actitudes religiosas en Argentina, que señalan la relevancia que adquiere lo religioso en este grupo de edad. Por ejemplo, los y las residentes en Argentina que al momento del estudio tenían entre 18 y 30 años de edad, manifestaron creer en Dios en un 85,1% y el 71,8% se declaró católico, el 17,2 % indiferente, el 7,6% evangélico y el 3,3% afirmó pertenecer a otra religión.
Frente a este cuadro de situación, el propósito de esta mesa temática es convocar a investigadores/as de la región para conocer la producción y fomentar el intercambio académico en torno al eje: juventudes y religiones en la Argentina actual. Serán pertinentes todas las producciones que problematicen desde distintas perspectivas la temática propuesta.
Normas para el envío de resúmenes:
Los resúmenes deben ser enviados hasta el 6 de Agosto de acuerdo a las pautas que se detallan a continuación:
El comité organizador analizará las propuestas e informará acerca de los trabajos seleccionados. Los investigadores cuyos trabajos fueron aceptados, tendrán tiempo hasta el 30 de Agosto para enviar la ponencia completa (se especificarán requerimientos de extensión y normas editoriales en futuras circulares y en la página web del evento: www.unsa.edu.ar/cileci/renija)
Título Centrado, Arial 10 Negrita. Datos personales, margen derecho: Nombre completo, pertenencia institucional, mail, ciudad, provincia, dirección y teléfono. Indicar si la investigación corresponde a tesis de Licenciatura, Maestría, Doctorado u otro proyecto. El resumen deberá incluir los objetivos planteados, la metodología utilizada, los materiales explorados y/o el referente empírico, junto a una descripción breve de la problemática trabajada. Entre 500 y 700 palabras, interlineado sencillo, fuente Arial 10, margen justificado. Tres palabras claves.
Enviar por correo electrónico al e-mail del GT correspondiente (religionesrenija@gmail.com), colocando en el asunto del mail: Resumen-Apellido/ s del/os participante/s (Ej: Resumen- López; Resumen- López y Andrade).

"Este Gobierno no se inmiscuye en las cuestiones internas de la Iglesia"

Guillermo Oliveri

"Este Gobierno no se inmiscuye en las cuestiones internas de la Iglesia"

18-07-2010 /  El secretario de Culto de la Nación habla de la relación entre el Estado y la Iglesia Católica, en una semana donde se reflejó su poder de presión en la discusión por el matrimonio igualitario. Además, explica cómo es el mapa religioso de la Argentina

“El argentino es creyente”, afirma el secretario Guillermo Oliveri
En una semana donde la estructura de la Iglesia Católica, junto a otros cultos, desplegó toda su artillería para frenar la Ley de Matrimonio Igualitario, surgió la pregunta de siempre: ¿Hasta donde hay en la Argentina una separación clara entre Estado e Iglesia? El artículo 2 de la Constitución Nacional establece que "El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano". Y ese "sostenimiento" abre múltiples interrogantes, sobre todo en una Nación que se pretende laica. De esa relación habla el secretario de Culto de la Nación. 
-¿Cuál es la relación real entre el Estado argentino y la Iglesia Católica?
-Depende del sentido. En el vínculo entre el Estado con una Institución, es una relación muy buena, correcta. Lo cierto es que éste no es un gobierno que se inmiscuya en las cuestiones internas de la Iglesia. Y pretende que también haga lo propio a Iglesia con las decisiones políticas del Gobierno. La relación al día de hoy es cordial.
-Más allá de los enfrentamientos públicos entre el Gobierno y algunos dirigentes de la Iglesia, como Jorge Bergoglio, ¿la relación del Estado en sí mismo con la Iglesia es buena?
- Eso se puede ver, por ejemplo, en las provincias, o acá mismo. Todos perseguimos el bien común), tanto los hombres que tenemos función de Estado, de los niveles más bajos hasta los más altos, y por supuesto los dignatarios religiosos en su enorme mayoría. No lo llamaría enfrentamientos. En todo caso, si nos referimos a la sanción de la Ley  (de Matrimonio Igualitario), se trata de una decisión del Congreso de la Nación, del Senado en particular, y es algo que tiene que ver con el Código Civil, más allá del pensamiento de cada uno sobre la religiosidad o la incidencia, son dos cosas muy distintas. Hay que respetar desde el punto de vista espiritual, pero está claro que lo de esta semana ha sido una sanción fundamental, ejemplar. Es una de las primeras sanciones fuertes del siglo XXI en la Argentina y en Latinoamérica.
- ¿Hubo dentro de la Secretaria de Culto algún tipo de lobby por parte de la Iglesia para tratar de frenar el proyecto?
-En el caso nuestro, no. La relación de la Secretaría no pasa por esos canales. Evidentemente, cuando un poder del Estado, como es el Congreso de la Nación, ya tiene en tratamiento una ley y si hay algún tipo de "presión", lobby ( hubo reuniones públicas en todas las provincias) pero nada se hizo oculto. Y si se hizo, no fue en este lugar, por supuesto.
- Hace un tiempo atrás la Secretaría de Culto hizo una encuesta, dirigida por Fortunato Mallimaci, para entender cómo estaba distribuido el mapa de la religiosidad en la Argentina. De ella se deduce que alrededor del 76% de los argentinos se definen como católicos apostólicos romanos...
-Si, la encuesta fue abarcativa, donde se analizaron más de dos mil casos en todo el país.
-Lo que sí se nota en esta encuesta y otras que ha hecho la Conferencia Episcopal, es que hay muchos argentinos que se definen a sí mismos como católicos, pero con muy poca participación activa en la Iglesia.
-La participación de los ciudadanos de acuerdo a las encuestas, y lo digo con conocimiento de causa, no se refleja en la cotidianeidad de los actos religiosos. Eso tiene que ver más con la relación que tiene el ciudadano con el ser superior, con Dios. No es solamente una muestra desde la Iglesia Católica, sino que se refleja en la mayoría de los cultos, donde hay aumento de la participación los domingos, el día más importante.
-La Constitución Nacional en el artículo 2 establece que el Estado argentino debe sostener el culto católico apostólico romano. Esto fue establecido a partir de 1822, el Estado expropia los bienes de la Iglesia y a partir de eso, queda en la obligación de sostenerlo. ¿Fue Así?
- Efectivamente, sucedió durante la presidencia de (Bernardino) Rivadavia y después se incorpora en la Constitución. Por supuesto que en la reforma constitucional de 1994 no fue modificado y sigue hasta el día de hoy. Con el resto de los cultos que se registran, es decir, aquellos que tienen relación con el Estado, se realiza una inscripción en la Secretaría y en el Registro de Cultos en particular. Lo que el Estado ejerce en nuestro país es permitirle la excención impositiva, en el punto que está registrado y tiene actividad propia en todo el territorio nacional. En otros países, si hacemos una legislación comparada,  el Estado, de forma proporcional, también subvenciona con determinado monto de subsidios anuales a diversas iglesias o confesiones religiosas. Sobre todo, en la actividad social o educativa que desarrollan.
-¿Cuántos son los fondos que destina el Estado nacional a la Iglesia Católica?
-Este año, ese monto ronda los 32 millones de pesos.
- ¿Y en concepto de qué se pagan?
-En concepto de asignación a los obispos, a los obispos eméritos, a los sacerdotes de fronteras y a los seminarios.
-En el caso de los obispos, la ley establece que se trata de un valor del 80% de lo que recibiera un juez de primera instancia. Estaríamos hablando de unos 12 mil o 13 mil pesos.
-En realidad es menos, el sueldo se encuentra debajo de eso. Tiene que ver también con el presupuesto que se le asigna a la Cancillería y a la Secretaría en particular.
- En cuanto al sostenimiento (esos 32 millones de pesos), desde la Conferencia Episcopal trataron de minimizar la gravitación de este dinero en cuanto a las necesidades o movimientos de la Iglesia Católica ya que señalan  que sólo representa el 7% de sus recursos…
-Probablemente si. Es un trabajo, que si no me equivoco lo hizo monseñor (Carmelo) Giaquinta un tiempo atrás. Es probable que se trate de una cifra pequeña para una Iglesia tendida por toda la Argentina. La Iglesia Católica, como el resto de las iglesias, no se nutre de los aportes del Estado. Existen donaciones, propiedades sobre las que cada iglesia trabaja. El aporte del Estado es oficial y es público, y probablemente resulte ese porcentaje del que habla monseñor Giaquinta.
-Como secretario de Culto, y de acuerdo a su experiencia ¿Cómo definiría la situación en la Argentina en cuanto a la creencia de sus ciudadanos? ¿El argentino es muy creyente, se está perdiendo la fe?
-El argentino es creyente. De acuerdo a la encuesta que usted mencionaba del CONICET, hay un 10% o 9% de la población que son agnósticos o ateos. Eso quiere decir que hay un 90% de los argentinos que cree en Dios. Después, en cuanto a la práctica religiosa, de la que hablamos al principio, se da de forma diversa. Después, surgen cultos que tienen una raíz cristiana, pero que no necesariamente tienen que estar avalados por la Iglesia Católica. Hablamos de fenómenos como el Gaucho Gil o la Difunta Correa que son cultos de las provincias que adhiere gente católica o de otra confesión, que además, participa de ese mes o ese año, que es cuando se realiza ese culto principal.

“El rol de Bergoglio es nefasto”


“El rol de Bergoglio es nefasto”
Fortunato Mallimaci, sociólogo y especialista en temas religiosos, analiza el rol de la jerarquía católica durante la discusión de la ley de matrimoni
 
Doctor en Sociología y especialista en temas ligados a la historia del catolicismo y las distintas formas de religiosidad popular, Fortunato Mallimaci analiza en esta entrevista la forma en que la jerarquía eclesiástica encaró la discusión sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo. Además, hace un poco de historia y repasa continuidades y rupturas respecto de la relación entre la Iglesia Católica, los poderes políticos y las cuestiones de Estado. “No comprende lo que sucede en la sociedad”, dice Mallimaci acerca del cardenal primado Jorge Bergoglio. “Creyó que su presencia en el mundo de la política partidaria le iba a dar apoyos, y quedó demostrado que no es tan así”, señala entre las razones de la derrota eclesiástica.
¿Cuál es su primer análisis, luego de la sanción de la ley?
Que la Iglesia jugó a todo o nada, y se quedó con nada. Perdió porque pasó lo que tenía que pasar. La ley de matrimonio igualitario, si no se sancionaba este año, se hubiese sancionado el próximo. O el otro. Estamos en una etapa de nuestra vida democrática en donde el tratamiento de estos temas ya no se puede posponer. El problema es que tenemos una Iglesia que todavía no lo entiende. Pero se están quedando solos. El hecho de que ciertos sectores políticos tomaran distancia es relevante, porque se dieron cuenta de que, a pesar de las presiones, votar a favor de esta ley les generaba más simpatías públicas que votar en contra.
¿Por qué jugaron a todo o nada y endurecieron sus posturas?
La jerarquía está en estado febril. Prefiere el enfrentamiento y dejar atrás el discurso del consenso y la unidad nacional para mostrarse como una institución de poder. Pero nada muestra mejor ese estado febril, que la prohibición al cura Nicolás Alessio de dar misa. Una verdadera locura, y sólo por hacer pública una disidencia.
El lobby sobre los legisladores también puede ser otro punto.
Sobre los legisladores, sobre los medios... El lobby fue muy fuerte, es cierto. Pero muy burdo. En lo personal, pienso que han optado por hacer público su reclamo para hacer crecer el miedo y ganar en legitimidad. El problema para ellos es que, al ser tan burdo, perdieron entre el conjunto de la población por la multiplicación que hicieron los medios de algunas declaraciones inadmisibles. Y esto se relaciona con otra cosa que no es menor. Al no tener movimientos laicales fuertes, al no tener gente porosa en el resto de la cultura social, política y sindical fueron los mismos obispos quienes tuvieron que salir al ruedo. Y a los obispos no les gusta eso. Les gusta estar en las sombras, ser comandantes en jefe, conducir desde el patio trasero. De lo que no se dieron cuenta es que la sociedad argentina cambió mucho en los últimos años en temas de derechos y respeto de la diversidad.
¿Hubo un quiebre, un corte, respecto de lo que venía sucediendo?
Los pronunciamientos hablan de eso. La movilización de los niños en las escuelas es un hecho gravísimo. Parecía un límite infranqueable y, sin embargo, se lo traspasó. Que se haya apelado a eso habla de ese estado febril y habla, también, de que entendieron mal lo que estaba en juego, como leyeron mal lo que pasó con el divorcio y están leyendo muy mal lo que sucede en la cultura dominante. Por ejemplo, los nuevos valores que imperan y el proceso amplio de individuación que atravesamos. Tanto insistir con la ley natural, casi como única manera de entender la misión de la Iglesia, los llevó a callejones sin salida, porque si hay sólo ley natural, no hay historia ni hay presencia de Dios en la historia. Y esto, me parece, ha descolocado a mucha gente internamente.
¿Qué implican, en este contexto, que haya apelado a términos como “guerra de Dios”?
En lo personal, les agradezco esta frase porque me permite insistir con que ese modelo integralista, antiliberal, superortodoxo, conservador, que reacciona contra la modernidad sigue muy vigente. El problema que tienen es que concita mucho rechazo. No sólo de parte de la Presidenta, sino también de la sociedad civil. La sensación es que actúan como si estuviésemos viviendo en época de dictadura. No es casual que hace unos días Videla también hablara de guerra.
¿Piensa que todo esto tendrá consecuencias aún más gravosas para la Iglesia como institución?
Por supuesto. La Iglesia ya viene con un cuestionamiento no menor desde la época de la dictadura, por el tema de los derechos humanos y su complicidad. Ahora, durante estos días también se dio un cuestionamiento importante de parte de sacerdotes y comunidades de base. “No encontramos a Jesús en las posturas de ustedes”, han dicho y es muy fuerte. Y que se haga público es más fuerte todavía. La mayoría de los medios, que son condescendientes con estos obispos, no han tenido otra que empezar a publicar estas cosas… Otro obispo, en estos días, dijo algo muy claro sobre lo que la Iglesia todavía sigue pensando: “el matrimonio merece la tutela del Estado”.   
Lo dijo Héctor Aguer.
Lo dijo Aguer, pero lo piensa la mayoría. Es una Iglesia Católica que no puede pensarse sin el Estado, que no distingue entre esfera estatal y propuesta para sus fieles. Claro, si cada vez sus fieles son menos y, de esos que siguen siéndolo, son pocos los que se apegan al dogma…
¿Cómo evalúa el rol jugado por Jorge Bergoglio?
Nefasto. El rol que juega Bergoglio es nefasto.
Fue un abanderado de esta cruzada.
Fue un abanderado, un monje negro, todo junto. No comprende lo que sucede en la sociedad. Creyó que su presencia en el mundo de la política partidaria le iba a dar apoyos, y quedó demostrado que no es tan así. Esta estrategia me recuerda mucho a la que tuvieron los militares durante la Guerra de Malvinas. No sólo repiten el lenguaje militar, como hizo Bergoglio, sino que replican su lógica. Los militares pensaron que, como eran aliados de los norteamericanos, éstos nos iban a ayudar en la guerra. Acá pasó lo mismo: no entendieron la lógica que gobierna lo político-partidario.
¿Cuánto tiene que ver esto con el juego interno de la Iglesia a nivel mundial y las apetencias papales de Bergoglio? Difícil saberlo. Además, desconozco cuántos votos sacó en la elección papal. Él dice que no lo sabe; su vocero, tampoco. ¿Por qué tendría que confiar en lo que dijeron algunos medios? ¿Cuáles fueron esas fuentes? No dejo de impresionarme por el modo en que se trabajan estas cuestiones. Lo mismo pasó con este tema. Es cierto, la Iglesia tiene un poder simbólico muy fuerte, pero es más lo que ha perdido y lo que siguen perdiendo con manifestaciones de este tipo. La misa de Bergoglio, en Constitución, por ejemplo, por la trata de personas, es otra lectura retrógrada, premoderna de la realidad. ¿Qué dijo? Que la ciudad es el lugar del pecado, cuando, hoy, el noventa por ciento de los argentinos vive en ciudades…
¿Se puede pensar en una sobreactuación?Si sobreactúa es porque está perdiendo legitimidad y fieles. Sobreactúa para imponerse, porque es su autoridad la que está en tela de juicio. Hasta Mauricio Macri le dijo que no en varias oportunidades. Hasta Macri, y en su propia diócesis. Lo mismo pasa en la Conferencia Episcopal, de la que Bergoglio es presidente. Les repartieron un documento a los sacerdotes para que lo leyeran desde el púlpito, porque no son capaces de mantener una discusión racional en el espacio público. Le están hablando a un pequeño grupo de católicos movilizados, un núcleo duro que pretenden consolidar, pero no le están hablando al resto de la sociedad. Hasta no hace mucho tiempo tenían un discurso para el conjunto de la sociedad, mientras trataban de que esos grupos duros quedasen adentro. Ahora es al revés. Alquilaron ómnibus para que la gente se movilizara. Y actuaron con la misma lógica que dicen ver en otros. Sólo les faltó la chorihostia.
Clientelismo, digamos.   
No me gusta utilizar la categoría clientelismo con tanta facilidad, pero si vamos a hablar de clientelismo también les cabe a ellos. Se conciben por encima de la sociedad y del conjunto de los partidos, y terminan actuando como cualquier grupo partidario en búsqueda del poder.
En el caso de Bergoglio, esa lógica política se puede rastrear. Su cercanía con Guardia de Hierro es apenas un primer antecedente.
Pero si piensa seguir con esa lógica está equivocado. Bergoglio está llevando a la Conferencia Episcopal a una de sus mayores pérdidas de credibilidad y derrotas en la historia argentina. Los demás tienen todo el derecho de acompañarlo. Lo que no pueden hacer es querer trasladar eso a la democracia, al Estado.
¿Qué distancia separa a Bergoglio de sectores más integristas, como el que representa Héctor Aguer?
Mi profesor de Historia del Catolicismo, Émile Poulat, le hubiera dicho que ésa no es la pregunta correcta, sino qué los une, qué le permite que sigan estando juntos. Bueno, los une la idea de que la familia es el centro de la sociedad, la concepción patriarcal de la familia, la idea de que la mujer debe permanecer en una segunda posición, la concepción de que los trapitos sucios hay que esconderlos. Y, ahora, los une la condena al sacerdote Alessio, como antes los unió el silencio ante el caso Christian von Wernich, condenado por asesinatos, torturas y crímenes de lesa humanidad. A ver si nos entendemos: tanto Aguer como Bergoglio no sólo no le piden al sacerdote Julio Grassi, condenado por violar a niños, que se vaya de la Iglesia, sino que ponen dinero para pagarle sus abogados. Con el arzobispo Storni hicieron algo parecido.  
Son más las cosas que los une, entonces.
Desde ya. Los une la idea de que esto subvierte los valores de la sociedad, una idea de jerarquía que llevan al extremo, la idea de que la obediencia es lo principal y, por supuesto, la idea de que hay que afirmar certezas y que el relativismo es el principal enemigo a combatir. Muchos católicos no entienden este manejo partidario de Bergoglio, de Aguer, de Jorge Casaretto, ese juego en las sombras. Uno hace de bueno y busca sindicalistas. El otro hace de malo y busca tipos más conservadores.
¿Qué pasará de aquí en más?
Los mariscales de la derrota deberían dar un paso al costado y reflexionar por qué perdieron. Deberían preguntarse, por ejemplo, si quieren quedarse con un pequeño núcleo duro que les dé certezas a ellos y a sus afirmaciones o si prefieren dialogar con el conjunto de la sociedad argentina que, sobre estos temas, quiere más derechos, más participación y más pluralidad.
Que esos mariscales de la derrota den un paso al costado, supongo, debe ser más bien una expresión de deseos. Por cierto. En esta Iglesia no pasan estas cosas, pero no estaría mal que lo hicieran. No estaría mal que esos mariscales guardasen silencio, porque cada vez que hablan atentan contra aquellos que quieren construir diálogo en la diversidad. Por eso valoro mucho la autonomía que se dieron los partidos políticos para votar. Dejaron de lado la amenaza concreta que hizo la Iglesia y eso me parece un paso fundamental para la democracia argentina.

http://www.revistadebate.com.ar/2010/07/16/3059.php

MATRIMONIOS DE CONVENIENCIA EN EL NUEVO MAPA POLITICO

El país|Domingo, 18 de julio de 2010
MATRIMONIOS DE CONVENIENCIA EN EL NUEVO MAPA POLITICO

La tienen adentro

El Senado y la Cámara de Diputados aprobaron la ampliación de los derechos civiles en el matrimonio y la protección de los glaciares. Nuevas formas de transversalidad, entre fuerzas políticas y organizaciones sociales podrían aislar a las corporaciones y a los sectores más retrógrados de los grandes partidos. La Iglesia Católica aprendió que su relación con las elites no equivale a inserción social y que haría mejor en bajar su dedo admonitor.
Por Horacio Verbitsky

Una cuadrada marcha naranja para exorcizar el triángulo rosa.

Las dos cámaras del Congreso prestaron el escenario en la madrugada del jueves para que las organizaciones sociales y las distintas fuerzas políticas se conjugaran de un modo nuevo y original, con distintas formas de transversalidad que tienden a aislar a las corporaciones que condicionan al sistema institucional y a los sectores más retrógrados de los grandes partidos. Esto fue nítido en la sanción de la reforma a los artículos sobre matrimonio del Código Civil y sinuoso en la ley de protección a los glaciares. Habrá que esperar para saber si lo que se vio en el firmamento de esa gélida madrugada fueron constelaciones estables o apenas estrellas fugaces.

En el primer caso, el kirchnerismo puede jactarse de una victoria hacia afuera pero también hacia adentro de su estructura política. La obtuvo, como en los primeros años del mandato de Néstor Kirchner (la limpieza de la Corte Suprema de Justicia y de la cúpula militar, la anulación de las leyes de impunidad), o ya bajo la gestión de CFK (la recuperación del sistema previsional, la ley de servicios audiovisuales, la Asignación Universal por Hijo) por hacer propios los reclamos de minorías intensas de fuerte inserción en el entramado social. Vilma Ibarra (del Encuentro de Martín Sabbatella) y Silvia Augsburger (del socialismo), recogieron en sus proyectos, que luego se unificaron, la propuesta de extensión de derechos conyugales a todas las personas, presentada por una coalición arcoiris de organismos pro diversidad sexual. En un reportaje con este diario en enero, Néstor Kirchner afirmó que se debía profundizar la igualdad de derechos civiles y “avanzar sobre temas que a veces son irritativos para ciertos sectores de la sociedad, en los que la restauración conservadora confronta con los que queremos transformar la Argentina” y aclaró que se refería a la universalización del matrimonio. La reforma fue votada por una mayoría variopinta que partió, en distintas proporciones, a los bloques principales en cada cámara. Esto responde a un estado de opinión de la sociedad, a la acción inteligente y tenaz de las organizaciones que militaron para lograr su objetivo, con una dirigente fuera de lo común como María Rachid, de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (Falgbt), y a la decisión política del kirchnerismo, que asumió todos los riesgos con audacia. El diario estadounidense Washington Post afirmó que el alto índice de aprobación del matrimonio entre personas de igual sexo (del 70 por ciento) era una secuela de la lucha de los organismos de derechos humanos contra la dictadura. Pero ninguno de los gobernadores oficialistas se plantó frente a la extorsión clerical, con lo cual la aprobación de la ley transmite también un mensaje al interior partidario. La calidad del debate fue pobre porque con pocas excepciones los defensores del statu quo repitieron en forma automática un par de consignas estereotipadas, lo cual dio lugar incluso a bloopers (para el engolado senador Guillermo Jenefes cada chico tiene derecho a tener “un mamá y una papá”) o afirmaciones cínicas (el senador Luis Viana dijo que en Misiones la inmigración produjo “chicos lindos, rubios y de ojos celestes”, por los que se pagan hasta 50.000 pesos, como si ese tráfico fuera obra de homosexuales a los que no debería facilitárseles el negocio). La diputada Elisa Carrió propuso suprimir del Código Civil la palabra matrimonio, que quedaría reservada para el sacramento católico, y ofrecer la “unión civil familiar para todas las parejas”. Carrió cree que esta capitulación ante los clérigos, que retrotraería la situación a 1887, cuando el único matrimonio era el religioso, sería “una opción superadora”. En cambio el presidente de la UCR, Ernesto Sanz, y el jefe del bloque, Gerardo Morales, sólo se tentaron por unas horas con esa extravagancia y terminaron votando la media sanción de Diputados, en línea con la tradición alfonsinista. Esto también muestra la incidencia de este debate dentro de la UCR: Sanz y Morales están cerca de Ricardo Alfonsín, menos sensible a las corporaciones que el vicepresidente Julio Cobos. Dieron pena un periodista que acusó al gobierno de plantear con este tema una batalla cultural con la Iglesia Católica, y una actriz que amenazó con llevar a los tribunales a quien hablara de su hijo, a quien negó en vida, como si la homosexualidad fuera una vergüenza. A la senadora Hilda González de Duhalde no ha terminado de formársele el superyó, lo cual le permite decir que tiene un amigo homosexual y que hay derechos de las mayorías que son más urgentes.
Cáscara de naranja

Pese a todo el esfuerzo organizativo del aparato eclesiástico, que malversó en forma fraudulenta parte de los recursos que el Estado le provee con otros fines, la marcha convocada por el Episcopado sobre el Congreso tuvo una menguada asistencia, circunscrita a sectores de clase media alta. Aun así, los dos diarios opositores coincidieron en calificarla en su portada de “masiva” y los organizadores estimaron una concurrencia diez veces superior a la real. Esa marcha fue uniformada por el color naranja, que identifica a la monarquía holandesa descendiente del príncipe protestante Guillermo de Orange que guerreó contra el catoliquísimo Rey Sol, Luis XIV. Además representa a los protestantes en la bandera de Irlanda, que también gobernó Guillermo. Ninguno de los asistentes supo explicar si en el contexto argentino significaba algo más que la confusión episcopal ante una sociedad desbordante de vitalidad. Allí se leyó otra carta de Bergoglio, demostrativa de una alambicada perversión del lenguaje, al expropiar y resignificar la consigna histórica sobre los niños como únicos privilegiados, y se repartieron unos panfletos con afirmaciones temerarias sobre la homosexualidad, financiados por Enrique Bayá Casal SA y su fundación Sembrar Valores. Bayá Casal es una gran empresa productora y comercializadora de semillas de soja y otras forrajeras, importadora de maquinarias agrícolas y titular de permisos otorgados por Juan Carlos Romero para desmontar casi diez mil hectáreas en Salta. Uno de sus panfletos afirma que “grupos extremistas” presionan al Estado para convertir a los chicos huérfanos y abandonados en “conejillos de indias”. El boletín eclesiástico del Arzobispado porteño difundido por Bergoglio este mes contiene otra pieza de colección. En la reunión del 11 de mayo del Consejo presbiteral los sacerdotes dijeron que además de la imagen externa, la Iglesia Católica debía preocuparse por su credibilidad interna y reclamaron un diálogo en torno de “temas de fondo sobre los que no hablamos”, como la pedofilia, la sexualidad y el estilo de vida sacerdotal. Bergoglio respondió que hay un ataque a la Iglesia concertado en todo el mundo, que las homilías del 25 de mayo en todas las diócesis se basaron en seis o siete temas pautados por la Conferencia Episcopal, que las autoridades no se dieron cuenta del reconocimiento que implicaba la decisión de realizar el Te Deum en Luján, que son demoníacas las acusaciones contra el papa por los casos de pedofilia y que no habría nada peor que “ponernos a la misma altura organizativa, como si fuéramos una ONG que enfrenta a otras”, es decir aquello que el propio Bergoglio hizo. Recién luego del desenlace legislativo, Clarín se permitió publicar una columna de Roberto Pettinato cáustica hacia Bergoglio y La Nación descubrió que la carta del cardenal había sido un “error estratégico”. Este cuestionamiento por parte de un medio que comparte sus valores y sus fines y que dos meses antes había editorializado sobre la “insensatez y superficialidad” del proyecto revela el mar de fondo que agita a una institución que aun ahora amenaza a quienes votaron la ley igualitaria con hacerles campaña negativa en las próximas elecciones, en el estilo que popularizó la derecha cristiana de los Estados Unidos.
Relax and enjoy

Si intentan cumplirlo es probable que se encuentren con nuevas sorpresas. Para las 2.403 personas de todo el país que hace dos años respondieron a la primera encuesta científica sobre creencias y actitudes religiosas la tarea más importante de las religiones es educar a los jóvenes y la menos importante dedicarse a temas políticos, con porcentajes respectivos de 28,3 y 0,2 por ciento. La hegemónica Iglesia Católica, con cuya fe se identifican tres cuartas partes de los habitantes del país, hace las dos cosas y una le abre espacio social y le provee de dinero para la otra. Esto sería imposible si las fuerzas políticas, empresariales y sindicales no recurrieran a la jerarquía para legitimar sus acciones, como se vio en 2008 con la campaña de la Mesa de Enlace de las cámaras patronales agropecuarias y ahora en el debate parlamentario por la reforma matrimonial. La encuesta, realizada entre mayores de 18 años por el área Sociedad, Cultura y Religión del CEIL/CONICET, y por las universidades nacionales de Buenos Aires, Rosario, Cuyo y Santiago del Estero, bajo la dirección de los sociólogos Fortunato Mallimaci y Juan Cruz Esquivel, indica que:

- el 76,5 por ciento se definen como católicos/as, pero el 61,1 por ciento se relaciona con Dios sin intermediación de la Iglesia.

- pese a la condena de la jerarquía, sólo el 15 por ciento de los católicos/as se oponen al aborto, porcentaje aun menor al 16,9 por ciento que se da en la población total.

- un 92,4 por ciento de la población está de acuerdo con que se brinde educación sexual en las escuelas, porcentaje que incluso se eleva entre los católicos.

- entre ocho y nueve de cada diez apoyaron la promoción oficial del uso de preservativos contra el sida, el ofrecimiento gratuito de anticonceptivos en hospitales, clínicas y centros de salud, la información sobre contraconcepción en los colegios, que la jerarquía rechaza.

- casi siete de cada diez consideró positivas las relaciones sexuales antes del matrimonio.

- apenas uno de cada cuatro considera apropiado el pago oficial del salario de obispos y pastores.

- la mitad dijo que sólo se justifica el financiamiento estatal de las escuelas confesionales allí donde asiste la población carenciada, y más del 18 por ciento que nunca.

- el 55 por ciento preferiría una materia general sobre religión y no la enseñanza de los preceptos de una de ellas.

Por lo tanto, a Bergoglio y Aguer más les convendría aplicar la vieja máxima relax and enjoy it. Si alguna vez se levantara la norma canónica del celibato, quizás en las filas de la Iglesia el nuevo matrimonio sería visto como un avance del que podrían servirse algunos de sus críticos para regularizar su situación.
Líneas cruzadas

Menos simple es advertir la nueva dinámica en la simultánea votación en Diputados sobre la protección de glaciares. El Grupo Ahhh... consiguió aprobar en general un proyecto consensuado por el senador oficialista Daniel Filmus con el diputado opositor Miguel Bonasso, quien lo había acusado con su habitual sutileza de “empleado de la Barrick Gold”. Cuando el acuerdo llegó al recinto se opusieron los gobernadores justicialistas de las provincias mineras. El oficialismo pidió una prórroga pero el Grupo Ahhh... impuso su número e hizo votar. Según un diputado socialista no se terminó la votación en particular porque Bonasso no supo contestar preguntas del presidente de la Cámara, Eduardo Fellner, sobre los puntos modificados en su proyecto y pidió que se leyera la norma completa. Después de un día entero de sesión, con hambre y sueño, diputados de distintos bloques se levantaron de sus bancas y se perdió el quórum. Cuando se complete esa votación, en agosto, el texto volverá al Senado, donde habrá que ver cuántos miembros del bloque oficialista se suman a la entente Filmus-Bonasso. Pero la presidente ya anunció que, a diferencia de lo que ocurrió hace dos años, esta vez no vetaría la ley, cualquiera fuera su contenido. No es la forma más airosa de escapar del abrazo de los gobernadores con intereses en los emprendimientos mineros contaminantes, sobre todo después de haberse reunido junto a ellos con los directivos de la multinacional canadiense involucrada. Pero la combinación de ambos episodios es reveladora de los nuevos equilibrios de poder que se van estableciendo. El radicalismo es la columna vertebral del Grupo Ahhh..., que ha conseguido mayoría en la Cámara de Diputados. Su recuperación electoral luego de la catástrofe en que acabó su último gobierno hace del más antiguo partido argentino una fuerza no desdeñable, aunque más apta para el control que para el ejercicio del poder. En tanto el hijo de Raúl Alfonsín afiance su liderazgo, algunos de sus proyectos pueden poner límites al gobierno y ayudarlo aun sin proponérselo a construir una suerte de transversalidad parlamentaria que lo independice del ala más indeseable de su propia fuerza. Otros proyectos, en los que la UCR coincide con el peornismo opositor, la CCL y la derecha de Pro, avanzan sobre asuntos de gestión que sólo en un régimen parlamentario pueden quedar en manos del Congreso, como la tentativa de desfinanciar al Estado con un simultáneo recorte de ingresos e incremento de erogaciones. Su propósito es obligar a CFK a vetar, si es que consiguen convertir esos textos en ley. En esto su coincidencia con el Poder Ejecutivo es plena: en tales casos usará su facultad constitucional, si es que antes de la sanción no se adelanta con medidas dentro de la órbita de sus atribuciones que tornen abstracto el debate. En la madrugada del jueves, durante su excelente exposición, la senadora de la CCL porteña María Eugenia Estenssoro interpretó la Asignación Universal por Hijo como un reconocimiento a Elisa Carrió y Elisa Carca, autoras del primer proyecto en ese sentido, hace doce años. Su colega kirchnerista de Santa Cruz Nicolás Fernández le preguntó por qué no lo habían puesto en práctica cuando gobernó la Alianza y concluyó que lo más importante no es quién fue el primero que la propuso sino quien la aplicó. Un diálogo muy similar entretuvo durante décadas a los socialistas de Alfredo Palacios, que propició una legislación social de avanzada, y a los peronistas de Juan Perón, que la puso en práctica.
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