Dios marcha a la cabeza, pero ¿por qué los católicos no van a misa?

01-09-2008 | Hoy.net, La Plata | Interés general


En que creemos los argentinos
Dios marcha a la cabeza, pero ¿por qué los católicos no van a misa?

Sólo dos censos -en 1947 y 1960- preguntaron sobre religión. Y Argentina se convirtió en el único país de América en no censar las creencias. Ahora el Conicet, a través de una encuesta, reflejó que el 91% de los argentinos cree en Dios y el 80% en la Virgen María, pero sólo el 23% asiste a misa regularmente. Los párrocos platenses aseguran que la institución “está en crisis”, y que deben acercarse más a los problemas de la comunidad


Es una impresión generalizada, reconocida por la Iglesia platense y nacional, y hasta por el papa Benedicto XVI: el porcentaje de católicos bajó en el país en el último medio siglo. Pero, además, la gran mayoría de los fieles ya no van a misa, y prefieren un vínculo directo con sus creencias y Dios.
Por tercera vez en el país, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) realizó una encuesta de culto donde se refleja que el porcentaje de católicos cayó en los últimos 48 años un 14%, al pasar del 90,48% que alcanzaba en 1960 -dato del último censo nacional que preguntó acerca de la filiación religiosa-, al 76,5% a comienzos de este año.
El estudio también confirma el escaso vínculo de los creyentes, en general, con sus organizaciones religiosas y, en particular, de los católicos con la Iglesia. El 61,1% dijo relacionarse con Dios “por su cuenta”; sólo el 23,1% manifestó
hacerlo a través de su institución eclesial (de ellos, casi la mitad se declaran evangélicos, lo que evidencia que éstos son más institucionales que los católicos), y apenas un 4,2%, a través de grupos o comunidades.
Esta realidad se confirma al preguntar sobre la frecuencia en la asistencia al culto: sólo el 23,8% lo hace muy frecuentemente (de ellos, el 60,8% son evangélicos, o sea, éstos van más al templo); el 49,1%, poco, y el 28, 8%, nunca. Eduardo Lorenzo, sacerdote en la parroquia de Inmaculada Madre de Dios de Gonnet, explicó a Hoy que “hay una fuerte crisis. La gente cree en Dios pero no en la Iglesia. Se trata de una crisis institucional similar a la de otros ámbitos: la gente cree en la Justicia, pero no en los jueces”. Y agregó: “Ya Benedicto XVI a principio de mes pidió a los sacerdotes que se reevangelice a los bautizados, que se salga al encuentro de la comunidad cristiana”.
La encuesta fue presentada en la secretaría de Culto de la Nación por su titular, Guillermo Oliveri, que destacó “el rigor científico y la buena fe” con la que fue hecha, si bien aclaró que no puede equipararse con un censo. El trabajo fue presentado por su director, el sociólogo Fortunato Mallimaci, y por el coordinador, Juan Cruz Esquivel, ambos expertos en religión. También participaron peritos de las universidades nacionales de Buenos Aires, Rosario, Cuyo y Santiago del Estero, que participaron del relevamiento. La Argentina es el único país de América cuyos censos no preguntan sobre religión.
El sondeo puso de manifiesto, además, la religiosidad de los argentinos. El 91,1% dice creer en Dios; el 4%, que a veces o que duda, y el 4,9%, que no. Y el 45% dice que acude a él “en momentos de sufrimiento”. Paralelamente, el 91,8% cree en Jesucristo, o sea, aunque resulte difícil decodificar este dato, todo el que dice cree, cree en Jesucristo; un 84%, en la el Espíritu Santo, y un 80%, en la Virgen María. Todo esto confirma la fuerte impronta cristiana.
“No podemos seguir hablando de los misterios teológicos sino que debemos darles más importancia a los problemas comunes del hombre. Se debe reedificar una Iglesia preocupada por sus comunidades, dar el mensaje de Dios encarnado en el hombre”, indicó Lorenzo. Y añadió: “Los domingos, el cristiano debe salir de misa con los pies en la tierra y la mirada en el cielo”.
Además, el 95,3% dice estar bautizado en su culto, cosa que baja al 73,1% en el caso del casamiento. Un 23,3% dice que, si forma un matrimonio, no piensa pasar por el templo. “La Iglesia pide ciertos requisitos que molestan a la hora de brindar un sacramento. Eso no está mal, y se debe seguir haciendo. Lo que debemos cambiar es la forma de comunicarnos con las personas que, en la actualidad, están invadidas de problemas. Los debemos acompañar, escuchar y entender. También ayudar desde lo pastoral”, sostuvo el párroco Juan José Musti.

Oración y escuela
La oración en la casa es la manera más común de asumir la religión: dice que lo hace el 78,3 %, en tanto que el 42,8% leyó la Biblia en el último año, particularmente, los evangélicos; el 31% concurrió a un santuario y el 9% fue a misionar. Pero, además, el 31,5% dice que alguna vez consultó a un curandero. En tanto, el 70,8% considera que sus hijos deben elegir su propia religión y el 26% que deben tener su misma religión.
A su vez, el 55% sostiene que debe haber una materia de religión en las escuelas, un 27% que no, y un 14% cree que debe darse religión católica. Además, el 69% está de acuerdo con que el Estado ayude a las escuelas religiosas que atienden a poblaciones pobres.

Sólo se preguntó en los censos de 1947 y 1960
El estudio del Conicet, que tuvo carácter nacional, se llevó a cabo en ciudades grandes, medianas y pequeñas de las distintas regiones del país. Perú, Brasil, Chile y hasta Uruguay preguntan en los censos por la identidad religiosa. En Argentina, durante el siglo XX sólo se preguntó en los censos de 1947 y de 1960.
Esto llevó a un grupo de investigadores a realizar una encuesta en que se viera la incidencia de las religiones en el país y lograr un resultado académico que no fuera desde el Estado ni desde la Iglesia. Los sociólogos del Conicet, y de las Universidades Nacionales de Rosario y Santiago del Estero, dirigidos por Fortunato Mallimaci, encuestaron a 2.400 personas.
“Es necesario conocer la identidad religiosa porque es algo que va más allá del ámbito privado. Desde los ‘30 hubo presencia de
la religión católica; esto llevó a la Argentina a estar ligada a lo católico y la Iglesia ocupó el espacio público y es tan importante esa incidencia que se ha naturalizado”, explicó Mallimaci. Y es que, por ejemplo, a nadie le sorprende pasear por Buenos Aires y encontrar imágenes de la Virgen en plazas, autopistas o en las entradas de
ministerios.

La financiación de la medición
La medición fue financiada por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica Anpcyt, y se enmarca en un proyecto de investigación más amplio, de tres años de duración, que se propone analizar las relaciones entre la religión y la estructura social en la Argentina del siglo XXI.
No se confirmó si se volverá a realizar en el próximo censo, tal como ocurre en países cercanos como Uruguay.

El financiamiento de las religiones
Del estudio realizado por el Conicet surge que la mitad de los argentinos considera que el Estado debe financiar a todas las confesiones religiosas o a ninguna. Mientras que el 59,9% rechaza que financie sólo a la católica, un 19% está algo de acuerdo y un 15,4%, muy de acuerdo. En cambio, el 75% opina que el Estado debe colaborar con el trabajo social de las confesiones, un 53,6%, en el mantenimiento de templos y sólo un 26% que debe pagar el salario de obispos y pastores.

OPINION
“La Iglesia sabe que hay una urgencia misionera”

Por Claudio Hummes (*)
La Iglesia hoy sabe que hay una urgencia misionera, no sólo ad gentes, sino también en las regiones y ambientes donde desde hace siglos la fe cristiana fue predicada, implantada y las comunidades eclesiales establecidas. Se trata de una misión o evangelización misionera dentro del propio rebaño, que tenga por destinatarios a aquellos que nosotros bautizamos pero, por diversas circunstancias, no conseguimos evangelizar suficientemente o perdieron el primer fervor y se alejaron. La cultura postmoderna de la sociedad actual, una cultura relativista, secularizada, agnóstica y laicista, también ejerce una fuerte acción erosiva sobre la fe religiosa de muchos.
La Iglesia es por naturaleza misionera. “El sembrador salió a sembrar” (Mt 13,3), dice Jesús. Salió de casa y no se limitó a echar desde la ventana la semilla. Así, la Iglesia sabe que no puede permanecer en casa y limitarse a acoger y evangelizar a los que la buscan en sus comunidades e iglesias. Es preciso levantarse e ir en búsqueda, allá donde las personas y las familias residen, viven y trabajan. Ir también a todos los servicios, organizaciones, instituciones y ámbitos de la sociedad humana. Para esta misión, todos los miembros de la comunidad eclesial son llamados, pastores, religiosos y laicos.
Por otro lado, la Iglesia reconoce que los presbíteros son la gran fuerza propulsora de la vida cotidiana de las comunidades locales. Cuando los presbíteros se mueven, la Iglesia se mueve. De lo contrario, será muy difícil realizar la misión. Vosotros, queridos hermanos presbíteros, sois la gran riqueza, el dinamismo, la inspiración pastoral y misionera, allá en la base, donde viven en comunidad nuestros bautizados. Sin vuestra determinante decisión de remar mar adentro (Duc in altum) para la grande pesca, a la cual el propio Señor os convoca, poco o nada acontecerá en el ámbito de la misión urgente, sea ad gentes, sea en los territorios de antigua evangelización.
Pero, la Iglesia tiene certeza de poder contar con vosotros, porque sabe y reconoce explícitamente que la inmensa mayoría de nuestros sacerdotes, no obstante las flaquezas y limitaciones humanas, que todos tenemos, son sacerdotes dignos, que donan cada día su vida al Reino de Dios, que aman a Jesucristo y el pueblo que les fue confiado, sacerdotes que se santifican en el ejercicio diario de su ministerio, que perseveran hasta el fin en la mies del Señor. Hay, sí, una pequeña parte de sacerdotes que se desvió, a veces muy gravemente. La Iglesia quiere reparar el mal por ellos realizado. Pero, por otro lado, se alegra y se enorgullece de la inmensa mayoría de sus presbíteros, que son buenos y sumamente loables.
Que el Espíritu Santo nos ilumine, nos envíe, nos impulse para que andemos y anunciemos de nuevo a todos la persona de Jesucristo, muerto y resucitado, y su Reino.

(*) Cardenal del Vaticano

De la Virgen María al Gauchito Gil
Los católicos creen en Jesucristo, en el Espíritu Santo, en la Virgen, los ángeles, los santos, pero también en la energía, la new age y hasta en el Gauchito Gil. La gran mayoría constituye sus creencias fuera o contra la propia institución y cumplen ritos pero hacen lo que les parece. Se bautizan, toman la primera comunión y, a lo sumo, se casan por Iglesia, aunque cada vez menos. “Esto va en baja, hasta que nos encontramos con otro fenómeno: el monopolio católico de la muerte”, comenta Fortunato Mallimaci, impulsor del censo.
El siglo XXI se caracteriza por un proceso de individuación “tengo mis rituales, voy a la iglesia cuando yo quiero y no porque sea fiesta de guardar, y es que la mayoría quiere tomar sus propias decisiones desde la cantidad de hijos, sexualidad (el yo quiero disfrutar, que nadie me imponga nada)”, indicó el investigador.
Generalmente, según el estudio, terminan conformando el grupo minoritario pero significativo, ya que si bien dejan su religión de origen y se acercan a otra, terminan en el grupo de indiferentes religiosos.


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